Sobre la humildad...

Existes diviesos tipos de virtud unas más necesarias que otras según la opinión de algunos. Sin embargo, una que no puede faltar es la humildad y sobre todo a la hora de escribir o predicar. Al respecto quiero citar a un teólogo para muchos en desuso: Martin Lutero, quien en 1539, redactara un prefacio al primer volumen de sus obras en lengua alemana (Luthers Werke, Múnich 1951, vol. 1, p.18s.).

“si te sientes importante y te imaginas que tienes la verdad y sientes tal complacencia en tus propios libritos, doctrinas o escritos, como si lo hubieses hecho a maravilla y predicado a la perfección, si te agrada también sobremanera que te alaben delante de otros, si quizás hasta deseas que te alaben, pues de lo contrario estarías triste y te dejarías ir, si eres de tal género, amigo, entonces agárrate las orejas y si agarras bien, hallarás un hermoso par de grandes, largas, ásperas orejas de burro. Entonces no te importen los gastos y adórnalas con campanillas de oro para que allí por donde fueres puédanle oír, señalarte con el dedo y decir: “Mirad, mirad, allá va ese hermoso animal que sabe escribir libros tan exquisitos y predicar tan a la perfección”. Entonces eres bienaventurado y más en el reino de los cielos”
Comunico este mensaje para aquellos que no han logrado superar sus complejos de grandeza ministerial.

1 comentarios:

Carolina García dijo...

Ja,ja,ja...
Bueno, dirían algunos que los burros también hacen labor profética.

¡Qué buen recorte!