Cambio - significación y desafíos: ¿Una nueva visión de la religión,
crisis de la religión o nueva teología de la religión?.
Una y otra vez hemos escuchado que los seres humanos somos
seres religiosos que dentro de nosotros existe una suerte de “dispositivo” que
nos inclina a la búsqueda de la
trascendencia, que de una u otra forma buscamos lo divino; aquello que nos
conecte con una realidad más allá de la finita en la que nos encontramos. No
obstante, por generaciones la religión paso de ser un expresión de lo
trascendente y se convirtió en la institucionalidad de lo sagrado, un lugar de
poder en el que los “ilustrados” desarrollaban sus deseos de trascendencia y
poder; un espacio en el que lo divino, aunque presente, era mediado por un sin
numero de objetos y símbolos, que prometían
acercarnos a Dios de una forma directa.
La religión paso de ser una parte de la condición de re-ligare del ser humano –con todo lo
que implica y deja de implicar este enunciado– y se transformó en un conjunto
de dogmas, liturgias, doctrinas, oraciones…, que la hicieron cada vez más ausente-presente, es decir, la religión
terminó vinculada a aspecto legales y casi judiciales que la alejaron de la
vida real de las comunidades en constante transformación y la acercaron a
determinados espacios de la sociedad que se hallaban ávidos del soporte y
legitimación de sus estructuras de pensamiento.
Con lo anterior no queremos decir que la religión perdió su
sentido, si es que en algún momento hubo un único sentido de la religión, mas
bien, buscamos hacer que nuestro lector comprenda que hay procesos que la
religión a atravesado a lo largo de su
historia en el mundo, procesos que han hecho de ella una metáfora capaz de ser
interpretada de diferentes maneras y desde diferentes especialidades.
Tanto es así que decir teológicamente lo que hoy es Religión;
es hablar no sólo de una amalgama de cualidades (políticas, sociales, culturales,
económicas…)de dicho espacio reservado al vinculo entre lo considerado sagrado
y lo considerado profano, sino además de una dimensión del no-lugar,
teológicamente religión hoy es el lugar del desencuentro, el espacio de la
frontera entre las identidades, una espacio de virtualidad en el que lo
económico, político y social del ser humano se ve dominado por la terceridad de
sus deseos y obligaciones en un mundo viciado de capitalismo y neoliberalismo.
Cuando halamos de terceridad estamos hablando de la dimensión
de lo virtual, no en el sentido de la tecnología aunque, usando sus palabras,
sino en le sentido de una experiencia que se pone más allá del plano de lo
concreto o imaginario, el espacio de lo virtual o de la terceridad es el
espacio que hoy ocupa la religión.
Por tanto; hablar de religión hoy no implica la creencia en
una determinada doctrina o en una pluralidad de las mismas sino, hablar de un
lugar virtual en donde dado el caso no es necesario creer; solo habitar.
El no lugar es un espacio de virtualidad, de terceridad capaz
de soportar una diversidad tal que implique la reconstrucción de nuevas
identidades de lo sagrado.
Esto se puede ver en la practicas que muchas religiones
llevan a cabo a la hora de realizar su tarea de enseñanza; muchas se han visto
obligas a transformar su lenguaje por uno mas inclusivo abandonando
exclusivismo radicales, otras han optado por reconocerse como parte de un todo
mayor, como espacio de revelación junto a las demás, no obstante en la
conjunción de estas posturas surge la nueva comprensión de la religión; un
espacio que no le pertenece a nadie, un no-lugar, un espacio donde plural y
diverso obtiene su razón de ser. Es como si la religión estuviera siendo
liberada de las cadenas del lenguaje categorizador para hacerme presa de la
metamorfosis de la terceridad, esto es, de un proceso de identificación con lo
no identificado.
Creemos que este es uno de los grandes cambios que ha estado
apareciendo en nuestra época, una religión que se resiste a ser enmarcada por
el lenguaje clasificatorio y restringido, que opta por la formula de la
metáfora, por el espacio de colisión entre las identidades y saberes de las
distintas tradiciones religiosas milenarias y de las espiritualidades
históricas.
La religión se esta transformando en el lugar de lo no
identitario, en un espacio capaz de albergar lo mas disímil. Muchos pueden
opinar que esto siempre fue así, a lo cual debemos responder que no, si bien la
religión vista desde el plano más general o desde las ciencias de la religión
puede verse como espacio casi neutro que cada tradición religiosa llena con sus
propios significantes, no es esto lo que ocurre hoy en día.
Lo que nuestra generación esta viviendo es la mixtura de una
religión que ya no es mas espacio a ser llenado sino espacio lleno que se
resiste a ser puesto en un único lugar y que reclama para si un no-lugar. La
religión dejo de ser lo que las religiones dicen que es para pasar a ser la
mixtura de las mismas y la confluencia del quiebre epistemológico producido por
el pluralismo religioso y la teología pluralista de las religiones.
Una perspectiva teológica de la religión y su transformación
actual producirá una teología de las religiones que haga estallar el concepto
de lo particular y se involucre en la tarea de una teología de las religiones
del límite, es decir, una teología que sea capaz de responder desde ese mismo
lugar de la pluralidad y que si ha de tener identidad esta sea producto de la
pluralidad y no de la perspectiva de los significantes de una tradición
religiosa particular.
Un nueva teología de la religión debe ser pensada, ya la
religión que respondía desde su lugar de limites claros y alcances precisos no
da cuenta de los cambios y las transformaciones de nuestra sociedad. Y es que
en este punto basamos nuestra observación. Nosotros como sociedad hemos
cambiado, estamos atravesados por un desdoblamiento de nuestra identidad, por
la fragilidad de las relaciones permanentes con el mismo sistema de
significantes, la Internet y todo la “tenocratización” de nuestras comunidades
ha hecho que nuestra forma clásica de ver y entender la teología de la religión
sea puesta en paréntesis.
En este nuevo caminar aparecen grandes temas que deben ser
resueltos o por lo menos considerados muy seriamente, a saber, de que Dios
estamos hablando cuando hablamos de que la religión es un no-lugar, una
terceridad, el lugar de lo no identitario, es decir, desde esta nueva
perspectiva ¿podremos seguir hablando del Dios del cristianismo o del Islam,
etc., o tendremos que perder el miedo y “hacer estallar” el significante Dios
repensándolo desde un lugar mar cercano al de la teología negativa o
simplemente transformando su concepción?
¿Dentro de la tradición cristiana la cristología deberá ser
pensada una vez más desde un lugar impropio como parte de la relación dinámica
de la humanidad y su trascendentalidad?
Que lugar tendrá en este “nuevo” paradigma la concepción de
la comunidad eclesial o comunidad religiosa en general, no obstante, sobre
estos desafíos consideramos que el más importante se presenta a la concepción
de nuestra propia identidad religiosa, es decir, ¿tendremos que dar cuenta de
una identidad teológico-religiosa que no reposa en una concepción de identidad
particular, sino que construye su base en la mixtura del límite-frontera entre
las diferentes tradición religiosa?
Si quisiéramos hacer de esta reflexión algo programático para
ser estudiado proponemos empezar observando en una suerte de ejercicio
periodístico los cambios en la forma en que nos comunicamos tanto al interior
de nuestras comunidades religiosas de base como al exterior de estas con el
resto de la sociedad. Posteriormente sugerimos dar respuesta a las siguientes
preguntas:
- ¿A qué llamamos identidad religiosa?
- ¿Qué es lo esencial a la hora de compartir nuestras
creencias con otros? (Ser escuchados, hacer proselitismo, ayudar a la
comprensión de nuestra perspectiva, entre otras.)
- ¿Cómo era la confianza en la religión hace 20 años y cómo
es hoy?, ¿qué tipo de cambios podemos observar?, ¿tienen estos cambios
implicaciones para nuestra vida práctica?
-¿qué idea nos hacemos cuando escuchamos hablar de no-lugar
de la religión?
¿Qué se espera de la religión hoy?
La intensión de nuestras preguntas es acercarnos a una
reflexión que pueda ser guiada a comprender que significa hablar de religión
hoy y sobre todo a cambiar de actitud frente al inminente cambio que estamos
experimentando.
Finalmente no queremos dejar de un lado las implicaciones
políticas que este nuevo paradigma trae para las religiones. Creemos que tanto
la jerarquía de las religiones como los sistemas de gobierno y las formas en
que se reparte el poder en las diferentes tradiciones religiosa vera reflejado
en su fuero más interno este cambio.
No es lo miso sostener políticamente un paradigma en que los
fieles o creyentes se identifican con lo particular de cada tradición, que uno
en el cual tanto creyentes como no creyentes puedan tener lugar gracias a su
sistema complejo y plural capas de soportarlos.
A manera de conclusión preliminar sostenemos que no hay religión posible sin que esta sea
redireccionada por las nuevas preguntas de la sociedad y que en una Era plural
no es posible una religión “singular”.
Universidad de Ginebra - I. U. ISEDET