Una carta de Plinio el Joven a Trajano. Testimonio del cristianismo primitivo [1]

El Autor:

Cayo Plinio Cecilio Segundo, en latín Caius Plinius Caecilius Secundus, (Como, Italia, 62 - Bitinia, 113 aprox.), conocido como Plinio el Joven, fue un abogado, escritor y científico de la antigua Roma.

Era sobrino de Plinio el Viejo, considerado como el mejor naturalista de la antigüedad. Siendo niño Plinio perdió a sus padres, quedando bajo la tutela de Virginio Rufo (un influyente general del ejército romano). Posteriormente fue adoptado por su tío Plinio el Viejo, quien lo mandó a estudiar a Roma, con profesores como Quintiliano y Nices Sacerdos. Comenzó la carrera de leyes a la edad de 19 años, creciendo su reputación en este campo muy rápidamente.

Plinio, siendo un hombre honesto y moderado, fue ascendiendo por el cursus honorum (cargos administrativos civiles y militares de la República):

  • Fue flamen Divi Augusti (sacerdote del culto al Emperador) en 81,
  • luego decemvir litibus iudicandis (algo equiparable a un juez de lo civil),
  • tribuno militar en Siria (donde conoció a los filósofos Artemidor y Eúfrates),
  • sevir equitum Romanorum (jefe de un escuadrón de caballería) en 84,
  • quaestor imperatoris y questor urbano entre 89 y 90.
  • Fue nombrado tribuno de la plebe en 91,
  • pretor en 93,
  • prefecto (primero de las finanzas del ejército y luego del templo de Saturno), y cónsul suffectus en 100.
  • Entró en el colegio de augures por elección, supervisor del río Tíber y finalmente
  • legatus (embajador) en el Imperio de Bitinia, donde se supone que murió.

Se puede decir que su carrera es un resumen de todos los cargos públicos más importantes en Roma, y en efecto Plinio contribuyó a la organización del Imperio en mucho de sus campos.

Plinio se casó en tres ocasiones, pero no tuvo ningún hijo. Sólo de su tercera mujer, Calpurnia, habla con cierta emoción en sus cartas. Era bastante rico y poseía algunas villas en Italia. Las dos que tuvo en su ciudad natal, Como, las llamó Tragedia y Comedia.

Cartas

Sus cartas son un testimonio único de la administración ordinaria del siglo primero. Su estilo es muy diferente de los usados en los panegíricos, afirmando algunos críticos que Plinio es el inventor de un nuevo género literario: la carta escrita para ser publicada.

En sus primeras cartas de juventud describe la erupción del monte Vesubio y la muerte de su tío y mentor, Plinio el Viejo, a causa de dicha erupción en el año 79. En su honor este tipo de erupciones se conocen como plínicas. Estas cartas estaban dirigidas a su amigo Tácito, que fue uno de los grandes historiadores romanos, para darle una visión cercana y certera de la muerte de su tío. Otras cartas famosas fueron las dirigidas a Septicio Claro, que son prácticamente poemas, las que se refieren a la erupción del Vesubio y las referentes a las villas y a la muerte de Marcial.

El único discurso que se conserva de él es su Panegiricus Trajani, descripción aduladora y enfática de la figura de Trajano, que es un instrumento valioso para estudiar diversas acciones que hizo este emperador en campos administrativos como impuestos, justicia, disciplina castrense y comercio. Plinio lo definía como un tratado sobre el gobernante perfecto.

Carta: X, 96

“Ha sido siempre mi costumbre pedir a mi señor que me de instrucciones acerca de aquellas cuestiones que no están claras porque nadie puede darme mejor consejo y guía sobre asuntos en los que yo no tengo previa experiencia. Puesto que nunca he participado en los juicios contra los cristianos, me gustaría saber por qué crímenes deben ser castigados, si debo investigarlos y hasta qué punto.

Tampoco tengo claro si debo tratar por igual a los jóvenes y a los ancianos o si debo discriminar sobre la base de la edad. Quisiera saber si debo perdonar a aquellos que han renunciado o si debo castigarles a pesar de que hayan dejado de ser cristianos, por causa de su relación pasada con el nombre o si hay ofensas concretas que deben ser castigadas.

En la actualidad, en aquellos casos que me han presentado de las personas que han sido acusadas de ser cristianas, he observado los siguientes procedimientos: En primer lugar, les he interrogado para averiguar si eran o no eran cristianos y a los que confesaban serlo, les he amenazado con un castigo, mientras soportaban un segundo y tercer interrogatorio después de los cuales, a aquellos que no renunciaban, ordenaba que se les ejecutase. Porque no tengo la menor duda en mi mente, que sea cual fuere la naturaleza de su evangelio, la testarudez y el desafío firme merecen ser castigados. Ha habido otros que afirmaron las mismas tonterías, pero debido a que eran ciudadanos romanos, he mandado que fuesen transportados a Roma.”

“Como sucede normalmente, debido a las investigaciones, comenzaron a extenderse muchas acusaciones y tuvieron lugar muchas pruebas muy penosas. En una de estas ocasiones, colocaron un documento anónimo en un lugar público, en el que aparecían los nombres de muchas personas. De entre ellas, aquellas que negaban ser cristianas o de haberlo sido con anterioridad, al ofrecer alabanza a nuestros dioses en las palabras que yo les había dictado, y con las oraciones trajeron incienso y vino ante la estatua de tu imagen, que yo había dado órdenes de que fuese colocada para este motivo con las demás estatuas de los dioses, y también maldijeron a Cristo, se dice que a los que son verdaderamente cristianos no se les puede obligar a hacer ninguna de estas cosas, de manera que dejé que se fuesen libres. Otros, que se encontraban en la lista de los informantes, admitieron ser cristianos, pero a continuación lo negaron, diciendo que hacía tres años que habían dejado de serlo, otros dijeron que habían dejado de serlo muchos años antes, algunos hasta hace veinte años. Todos ellos se inclinaron ante tu imagen y las estatuas de nuestros dioses y maldijeron a Cristo.

Todos estaban convencidos de que lo único que habían hecho mal en el pasado había sido reunirse en un día concreto de la semana, antes de que saliese el sol, para cantar himnos a

Cristo, como a un dios, y comprometerse a no cometer crímenes, sino mas bien abstenerse de cometer fraude, robo, adulterio, dar falsos informes y guardar su palabra cuando se les

demandase que lo hiciesen. Después, se convirtió en su tradición marcharse y volverse a reunir mas adelante para comer juntos, una comida ordinaria e inocente. Dijeron que incluso habían dejado de realizar estas acciones después de mi edicto, según el cual y conforme a sus instrucciones, he prohibido todas las reuniones políticas. Con el propósito de averiguar la verdad acerca de este movimiento, decidí torturar a dos esclavas, a las que llamaban ministras, pero todo cuanto descubrí era que seguían una superstición ciegamente.

Por lo tanto, decidí cesar las investigaciones y esperar sus instrucciones. Debido al gran número de personas involucradas, consideré que lo mejor era pedirle a usted consejo, teniendo en cuenta que todos los miembros de nuestra sociedad se verán afectados, sea cual sea su edad, su condición y género.

Esta superstición se ha extendido como la peste en nuestras ciudades, pueblos y granjas, pero a mi me da la impresión de que se puede detener e incluso curar. También es evidente que los templos, que anteriormente habían permanecido desiertos, han comenzado ahora a ser visitados de nuevo y que las ceremonias religiosas, que en el pasado habían quedado olvidadas, están ahora empezando de nuevo. En muchos distritos están comprando animales para los sacrificios, donde con anterioridad no hubo necesidad. Por lo tanto, puedo imaginarme un tiempo en que las multitudes se reformarán, si tan solo se les da la oportunidad para que lo hagan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera saber si las cartas de "Plinio el joven" fueron publicados en algun libro... atte raquel

David Montealegre dijo...

Hola Raquel, este es el libro en el que se encuentran todas las cartas.
saludos.
Epistolario (Libros I-X); Panegírico del emperador Trajano
Plinio , el Joven, (aut.)
Ediciones Cátedra, S.A.
1ª ed., 1ª imp.(12/2007)
1080 páginas
Idiomas: Español
ISBN: 843762424X ISBN-1